lunes, 11 de noviembre de 2013



TÉCNICAS DE RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Ismael Caizana Martínez


UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS
Centro Psicopedagógico y de Investigación en Educación Superior

Resumen
Uno de los procedimientos más comunes empleado por los docentes para evaluar el aprendizaje adquirido de sus alumnos, son las técnicas de resolución de problemas. Estas técnicas requieren del alumno la elaboración de una respuesta o un producto que demuestre sus conocimientos y sus habilidades. Dada la importancia de dichas técnicas en el proceso educativo, es que, nace la motivación para la elaboración del presente artículo.
Palabras clave: Técnica, instrumento de evaluación, proceso, habilidad, resolución, problema, cognitivo

1.   Introducción
Técnicas de solución de problemas: consiste en solicitar al alumno evidencias que demuestren que es capaz de dar solución de problemas de la vida real y no sólo los expuestos de manera teórica; los problemas pueden  ser de orden conceptual para evaluar el dominio del estudiante a nivel declarativo o bien puede implicar el reconocimiento de la secuencia de un procedimiento. En esta técnica se pueden usar los siguientes instrumentos: pruebas objetivas, estandarizadas, de ensayo o por temas, y la solución concreta de problemas reales y contextualizados.
Al respecto, Dijkstra (1991, citado por Lisette Poggioli, en su ensayo “Estrategias de Resolución de Problemas” (disponible en la siguiente dirección electrónica: http://www.fpolar.org.ve/poggioli/poggio05.htm), dispone que “la resolución de problemas es un proceso cognoscitivo complejo que involucra conocimiento almacenado en la memoria a corto y a largo plazo”.
Es por ello, que las técnicas de resolución de problemas pueden concebirse como aquellas en las cuales el alumno pone de manifiesto una serie de conocimientos adquiridos a través de actividades de tipo cognoscitiva, afectiva y motivacional o conductual. Cognoscitiva cuando, por ejemplo, se debe transformar mentalmente metros en centímetros; afectiva, si se pregunta al estudiante cuán seguro esta de que la solución al problema es correcta; y conductual cuando, para resolver el problema, se emplea papel y lápiz, siguiendo un algoritmo hasta alcanzar su solución.
2.  Técnicas de Resolución de Problemas
Dentro estas técnicas se encuentran las pruebas, las cuales no son más que un conjunto de tareas que se utilizan para medir una muestra del conocimiento de una persona, en un determinado momento respecto a algo específico. También puede definirse como aquellas que se hace a un individuo (en este caso el estudiante) para demostrar su aprovechamiento en los estudios.
Otra definición, no menos acertada a las antes expuestas, es la siguiente: Procedimiento de evaluación para que los estudiantes realicen en tiempo determinado, de tareas definidas y controladas por el profesor.
Guías generales para el desarrollo de una prueba práctica.
Ø  Se debe mantener un lenguaje claro y sencillo
Ø  Asegúrese que exista por lo menos, una pregunta por objetivo
Ø  Asegúrese que la gramática sea la correcta tanto en la pregunta como en las posibles repuestas.
Ø  Enuncie el problema con claridad y de forma completa.
Ø  Si la pregunta genera algún tipo de controversia, ésta debe desecharse.
Ø  No se deben enfocar aspectos con doble sentido.
Ø  Promocione instrucciones para cada tipo de pregunta.

2.1.       Instrumentos
Dentro de los instrumentos en los que el docente puede basarse para alcanzar su fin último, la evaluación, empleando para ello la técnica de resolución de problemas son los siguientes:
·         Pruebas Objetiva.
·         Pruebas de ensayo o por temas.
·         Pruebas escritas.
·         Pruebas estandarizadas.
Pruebas Objetivas
Las pruebas objetivas son aquellas en las que el estudiante no necesita construir o redactar la respuesta, sino leer la pregunta, pensar la respuesta, identificarla y marcarla; o leer la pregunta, pensar la respuesta y completarla. Son pruebas de respuestas breves; su mayor ventaja está en que se elimina la subjetividad y la variabilidad al calificarlas, ya que de antemano se establecen criterios precisos e invariables para puntuarlas; comúnmente se utiliza una clave de calificación que designa las respuestas correctas. Por otra parte, los ítems de las pruebas objetivas son seleccionados cuidadosa y sistemáticamente para que constituyan una muestra representativa del contenido abarcado y de las competencias evaluadas. Tal resultado se logra mediante la planificación detallada y consciente de la prueba, mediante la utilización de una  tabla de especificaciones. En ésta se pueden relacionar directamente los contenidos y objetivos instruccionales y, en función de ello, decidir acerca de los ítems que deben ser incluidos en la prueba.
Tomando en cuenta que no es posible comprobar la totalidad del conocimiento deseable dentro de un área dada, debe prestarse mucha atención a la selección de los ítems, en el sentido de que éstos sean importantes (no triviales) y representativos de los hechos, conceptos, principios y aplicaciones particulares que se espera domine el estudiante.
Las pruebas objetivas están integradas por ítems que se caracterizan por su brevedad y por la rapidez con que pueden ser respondidos. Este atributo constituye otra ventaja, por cuanto ello permite un muestreo más amplio y sistemático del conocimiento del que sería posible por otros medios. Algunos autores consideran que aun cuando la capacidad de reconocer una alternativa de respuesta correcta no supone necesariamente la capacidad de recordarla espontáneamente, la correlación entre ambas es razonablemente buena (ver, por ejemplo, Plumlee, 1947; Tyler, 1934, citados por Ausubel y cols., 1983).
Una ventaja adicional de las pruebas objetivas consiste en que permite refinar los ítems después de utilizarlos inicialmente, para aumentar la claridad y la discriminabilidad de los mismos y, con ello, la confiabilidad y validez de la prueba.
Las pruebas objetivas han recibido serias críticas, algunas de ellas justificadas, pero muchas otras basadas en la falta de comprensión de su naturaleza, funciones y limitaciones inherentes. Algunas de estas críticas son las siguientes:
-          Se argumenta y, a veces con razón, que las pruebas objetivas miden el reconocimiento mecánico de ítems de conocimiento o de información referida a hechos, datos o fechas (primer nivel de la taxonomía de Bloom); que son relativamente triviales e inconexos, en lugar de la comprensión genuina de conceptos, principios y relaciones amplios, así como la capacidad de interpretar hechos y aplicar conocimientos.
-          Ciertamente, la pruebas objetivas tienen algunas limitaciones para medir conocimientos referidos a los procesos cognitivos de más alto nivel (v.g., evaluación). Sin embargo, cuando la persona que elabora la prueba sabe cómo hacerlo, en algunos casos se puede llegar a medir hasta capacidad de síntesis, además de las de análisis, aplicación y comprensión.
-          Algunas veces, debido a una mala elaboración de los ítems, particularmente en lo que respecta a las alternativas de respuestas, la opción correcta puede ser fácilmente identificada o deducida, sin que ello implique un verdadero conocimiento del asunto por parte del estudiante. Esta debilidad es subsanable si quienes desean usar este tipo de instrumento se preocupan en entrenarse para tal fin.
-          Existe una alta probabilidad de que algunos ítems sean respondidos correctamente por simple azar. Esto es cierto, aun cuando también es verdad que existen procedimientos especiales para la corrección de este tipo de ítems objetivos que toma en cuenta esta posibilidad.
-          Las pruebas objetivas tienden a favorecer la velocidad de algunos estudiantes frente a la capacidad de otros. lo ideal sería lo contrario, para lo se requeriría disponer de una gama amplia y cuidadosamente graduada con respecto a dificultad, con tiempo suficiente para que la mayoría de los estudiantes concluyera la prueba, y no incluyendo el doble de ítems que el estudiante promedio tiene tiempo de contestar. Aparte de las consideraciones anteriores, es importante estar consciente de que, ciertamente, las pruebas objetivas presentan limitaciones para medir ciertos tipos de aprendizajes. Por ejemplo, las pruebas de selección múltiple no pueden medir, por definición, la capacidad de los estudiantes para formular espontáneamente hipótesis pertinentes, para reconocer datos clínicos o de laboratorio que sean válidos, para reunir testimonios en favor de una afirmación, para planear un experimento original, para estructurar un argumento defendible o para realizar trabajos creativos; sin embargo existen otros tipos de instrumentos de medición para probar el logro de estos objetivos (Ausubel y cols., 1983).
Las pruebas objetivas pueden estar integradas por ítems de varios tipos; por ejemplo, verdadero-falso, pareo, completación, selección simple y múltiple
Pruebas Escritas
Las pruebas escritas, como su nombre lo indica, son instrumentos de lápiz y papel, en los cuales las preguntas formuladas por el docente son respondidas por los alumnos de algunas de las siguientes maneras:
a)     Identificando y marcando la respuesta;
b)    Construyendo la respuesta, la cual se expresa a través de un breve ensayo o composición;
c)     Utilizando una combinación de las dos modalidades anteriores.
Estas formas de responder la prueba escrita, permite clasificarlas en: objetivas, de ensayo y mixtas.
El hecho de ser escritas no garantiza, por sí mismo, que este tipo de pruebas sean mejores o peores que otras, en términos de su calidad y eficiencia. No obstante, presentan una ventaja importante con respecto a las orales, ya que las respuestas escritas permiten ser analizadas y calificadas de mejor manera que las orales. En cierto sentido, representan un testimonio de lo que verdaderamente respondió el estudiante, con base en lo cual se puede justificar la calificación emitida, en caso de algún reclamo.
2.1.1.                Clasificación de los instrumentos
Los instrumentos pueden clasificarse de acuerdo a la información solicitada.
De producción.- Son aquellos en los cuales el estudiante, partiendo de un planteamiento efectuado por el docente, da solución explícita al problema presentado y lo desarrolla, sin que exista una respuesta específica para dicho planteamiento ni límite en la extensión de su respuesta.
De selección.- Son aquellas en las cuales en alumno debe dar una respuesta única y breve a la situación planteada, pues la conducta del estudiante debe estar orientada hacia actividades de complementación, selección, jerarquización o identificación de las opciones que se le presentan.
3.  Conclusiones

 

Dentro de las líneas de acción evaluativa que se tienen, está el enfoque centrado en el aprendizaje y el enfoque de la educación basado en normas técnicas de competencia laboral, para lo cual la evaluación asume un papel primordial.

Una característica importante dentro de la actual reforma curricular es la contemplación de lo cualitativo y cuantitativo dentro de la evaluación, además de establecerse conforma los niveles de la actividad consciente intencional, entre los cuales están:


1.       Atender
2.       Entender
3.       Juzgar
4.       Valorar
Entender: una vez que el alumno ha procesado los datos de manera dialéctica, llega al nivel de inteligencia donde se evalúa la cantidad y calidad de los conceptos que muestra y que ha comprendido en el proceso educativo, dados en la forma de expresión  o formulación que realiza con sus propias palabras. Precisamente para la evaluación de éste nivel,  las técnica de resolución de problemas son útiles y recomendables.  No obstante, se dispone también de otras técnicas que resultan ser útiles para la evaluación de este nivel, entre los cuales están: Las técnicas de solicitud de productos, Proyectos, Ensayos, y Reportes.
Es de observarse que algunas técnicas e instrumentos se pueden aplicar a uno o varios niveles, pero lo recomendable es que en cada curso se realicen cuando menos tres tipos de instrumento de evaluación distintos, y que ninguno de éstos represente más del 40% de la calificación final para la cual la suma de ellos deben dar el 100% . La aplicación sería, objetiva y sistemática de las técnicas e instrumentos de evaluación generará un sistema propio y contextualizado para cada asignatura, con lo cual el docente perfeccionará su labor pedagógica.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS



  1. Camilloni, A. y otros (1998) La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo Buenos Aires: Paidós.
  2. CEPIES, Proceso Enseñanza Aprendizaje, Modulo III, La Paz-Bolivia 2013
  3. Ferrandez/Sarramona/Tarín (1979) Tecnología Didáctica. Teoría y práctica de la programación escolar. Barcelona: ediciones CEAC
  4. Gimeno y Pérez Gómez (1992) Comprender y transformar la enseñanza. Madrid: Morata
  5. Gordillo Mariano (1995) Evaluar el aprendizaje, evaluar la enseñanza . Revista Signos. Teoría y práctica de la educación, 13 enero-junio. Consulta www.quadernsdigital.com
  6. Gronlund Norman (1978) Medición y evaluación en la enseñanza. Mexico: Editorial Pax
  7. Rodríguez José Antonio (1993) La evaluación en la educación primaria. En: Revista Signos. Teoría y práctica de la educación, 8/9 Enero-Junio.
  8. Román Perez, Díez López (2001) Diseños curriculares de aula. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas
  9. Tenutto Marta (2000) Algunas ideas sobre Evaluación Consulta www.nuestraldea.com
10.  Tonucci Francesco (1975) La escuela como investigación. Buenos Aires: Miño y Dávila editories.

viernes, 8 de noviembre de 2013

La rúbrica como instrumento de evaluación online



LA RÚBRICA COMO INSTRUMENTO DE EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE ONLINE.

Ismael Caizana Martínez



UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS
Centro Psicopedagógico y de Investigación en Educación Superior



Resumen
Presentamos una herramienta para tutorizar y evaluar el trabajo en los foros online (o herramientas asincrónicas) en la formación universitaria. Ante la falta de instrumentos didácticos para tal fin, nuestra propuesta es una rúbrica, denominada RETAF, que puede ser aplicada a cualquier área científica. Este instrumento puede aportar una mejora de la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje: ayudando al estudiante a comprender cuáles son las expectativas del profesor respecto a la actividad formativa propuesta; y facilitando el logro de sus aprendizajes tomando la RETAF como guía de procedimiento.

Palabras clave: foros online, rúbrica, tutorización universitaria, evaluación auténtica en educación superior.


1.   Introducción
En los últimos años, el uso de las TIC ha supuesto cambios importantes en las prácticas educativas. Se está dejando atrás la etapa de resistencia psicológica en la que los docentes consiguen superar las barreras técnicas y pedagógicas para ahora dar paso en la etapa del compromiso por mejorar las prácticas, y con ello la actividad de enseñanza en estos contextos emergentes de formación.

En esta nueva etapa surgen algunos cuestionamientos que preocupan y cuyas respuestas parecen encontrarse en la actividad de evaluación y tutorización: ¿cuándo considerar que una práctica educativa es exitosa?, ¿cómo se puede mejorar la actividad de aprendizaje del alumnado?, ¿de qué recursos se dispone para evaluar la actividad formativa? Éstas y otras cuestiones han guiado el propósito por mejorar la formación en entornos de comunicación asincrónica en e-Learning.

La revisión de la literatura en este campo de estudio provee de innumerables y diversas experiencias de trabajo. Del mismo modo, son escasas las iniciativas que han intentado comprender y valorar las prácticas que se desarrollan. Entre las preocupaciones que siente el docente, es notable el interés por optimizar las situaciones de aprendizaje. No obstante, los recursos existentes para evaluar las prácticas educativas son difícilmente adaptables a situaciones específicas de formación.

En la actualidad, la formación a través de Internet está necesitando instrumentos que ayuden a evaluar y mejorar las prácticas en este ámbito. Dentro del acervo de utilitarios para este fin, la rúbrica se está convirtiendo en una de las respuestas a esta falta de recursos, por su fácil diseño y manejo, y por los efectos que tiene sobre la calidad de los procesos educativos.

En este artículo se presenta una rúbrica, denominada RETAF (Rúbrica para la Evaluación y Tutorización del Aprendizaje en el Foro), que servirá para evaluar distintas tareas a desarrollar en los foros de discusión utilizados en enseñanza-aprendizaje. Su proceso de elaboración, se basa en el método conocido como authentic assessment. En caso particular, este método supone considerar experiencias reales sobre los procesos de trabajo en el campo que se pretende evaluar.

1.1.      Marco teórico
 
La rúbrica es un instrumento de evaluación basado en una escala cuantitativa y/o cualitativa asociada a unos criterios preestablecidos que miden las acciones del alumnado sobre los aspectos de la tarea o actividad que serán evaluados. Básicamente, existen dos grupos: las holísticas, que tratan de evaluar el aprendizaje o competencia desde una visión más global, y las analíticas, que se centran en algún área concreta de aprendizaje. Además, nos permite diseñarla para tareas amplias o específicas.

En el informe final del estudio enseñanza-aprendizaje: metaanálisis de investigaciones y resultados alcanzados, dirigido por Cabero (2008), se recogen diversas variables críticas de enseñanza-aprendizaje a partir de la revisión de revistas y tesis doctorales sobre el tema. Se considera que la evaluación debe combinar los aspectos cuantitativos (por ejemplo, el número de intervenciones que realiza la persona en un foro, la cantidad de trabajos realizados, y cantidad de los trabajos que en su momento va realizando, el tiempo de respuesta, etc.) y cualitativos (por ejemplo, la calidad de los trabajos realizados, la profundización, la exposición de ideas, la estructura y organización de la información, la temática de sus participaciones, etc.); y se resalta la importancia de que los objetivos de aprendizaje a lograr por el alumnado sean explícitos y conocidos con antelación a la acción formativa.

Diversos autores (Mertler, 2001; Roblyer y Wiencke, 2003) coinciden en definir la rúbrica como una herramienta versátil que puede utilizarse de forma muy diferente para evaluar y tutorizar los trabajos de los estudiantes. Por una parte, provee al alumno de un referente que proporciona un feedback relativo a cómo mejorar su trabajo. Por otra, proporciona al profesor la posibilidad de manifestar sus expectativas sobre los objetivos de aprendizaje fijados. Por su parte, Moskal (2000) expresa su preocupación por conocer las áreas y actividades sobre las que se ha empleado la rúbrica. Con este fin, revisa diversos trabajos en los que trata de ubicar el uso de la evaluación con esta herramienta. Concluye que el empleo de la rúbrica no depende del tema sino del propósito de la evaluación.

Roblyer y Wiencke (2004) han evaluado el grado y calidad de la interacción en cursos online empleando una rúbrica. Identificaron cinco elementos que contribuyen a la interacción: diseño de construcción social para la interacción, diseño instruccional para la interacción, interactividad de los recursos tecnológicos, compromiso del estudiante y compromiso del profesor. Entienden que la rúbrica es un instrumento válido y fiable para medir estos aspectos de la interacción y puede ser utilizada para animar la interacción entre profesores y alumnos. Su estudio concluye que la interacción con la tecnología es menos importante que el compromiso de profesores y alumnos.

De otra parte, la interacción asincrónica es un factor que facilita los procesos de aprendizaje. Como mantienen Martínez y Briones (2007), el foro es un espacio con múltiples posibilidades que favorece la construcción social de significados a través de formas de interacción y colaboración.
Cataldi y Cabero (2006) también obtuvieron resultados positivos al estudiar el aprendizaje cooperativo y la resolución de problemas en grupos mediante foros y chats con estudiantes argentinos de Ingeniería, desde los presupuestos del aprendizaje basado en problemas (ABP). Encontraron que la colaboración con el uso de la tecnología está facilitando el conocimiento compartido, y el desarrollo de destrezas en la resolución grupal de problemas. Además, se ha comprobado que una mayor cantidad de participación en el foro no significa que exista una mayor interacción (Perera, 2007) y, en consecuencia, un mejor aprendizaje. Esto se debe analizar desde otras perspectivas distintas a la cuantificación, que pueda llevar a nuevas conclusiones. En este sentido, la rúbrica puede arrojar luz para entender cómo aprende el estudiante y qué mecanismos se desarrollan durante la tutorización.

El estudio de Pérez Lorido (2007) con profesorado de la Universidade da Coruña sobre la puesta en marcha de sus asignaturas en entornos virtuales, nos muestra que aún nos queda mucho por trabajar para que estas prácticas evaluativas sean una realidad institucionalizada. Se va a necesitar tiempo para que las universidades tradicionalmente presenciales lleven adelante procesos e- Learning o blended-learning de calidad que consoliden el cambio hacia otra forma de enseñar y aprender en la Universidad. Las respuestas del profesorado del estudio aludían a la falta de experiencia previa, a la insuficiente previsión institucional, al poco reconocimiento a la labor docente en entornos virtuales o a la dificultad para compatibilizar docencia e investigación presenciales con la enseñanza online, como algunos factores importantes que están influyendo en el menor o lento desarrollo de procesos online en la actualidad.


2.  La rúbrica como herramienta de evaluación del aprendizaje
La rúbrica que proponemos la denominamos RETAF (Rúbrica para la Evaluación y Tutorización del Aprendizaje en el Foro).
Para su elaboración y diseño, se han seguido diversas fases. En primer lugar, se parte de la identificación de aquellas competencias que se esperan que el alumnado trabaje. Dichas competencias van asociadas a distintos elementos que integran la tarea sobre la que trabajará. Sobre estos elementos se determinan los criterios de evaluación que conectarán con las competencias que deben adquirir los estudiantes para las actividades propuestas. Por último, se toma una escala nominal, a la que se adjudican valores diferentes, que se utilizan para clasificar y medir los criterios. Todo esto permite definir y comprender los conceptos que van a ser evaluados.

La rúbrica propuesta se compone de cuatro categorías: aspectos formales, participación en el foro, análisis de las aportaciones y evidencias de aprendizaje. Cada una de estas categorías consta de varios criterios que serán valorados desde una escala nominal (A = muy bien, B = bien, C = apto y D = no apto), que, a su vez, puede ser cuantificada sobre una escala de 10 puntos. Para obtener la puntuación se debe multiplicar cada letra asignada (A, B, C o D) a cada criterio por la siguiente escala numérica: 1, 0’75, 0’50 y 0, respectivamente. La letra y/o puntuación correspondiente se escribirá en la columna ‘Nota’ de la rúbrica. A cada ítem le corresponde una nota máxima proporcional sobre el total del apartado (categoría). Al final se realiza el sumatorio total. Como excepción a tener en cuenta, algunos criterios sólo son puntuables en una escala bipolar de A (hay presencia del criterio) o D (no hay presencia del criterio).

A continuación se presenta la rúbrica tal y como debería ser utilizada en la práctica educativa:


RETAF
Rúbrica para la Evaluación y Tutorización del Aprendizaje en el Foro
Profesor/Dpto.:________________
Estudiante/Grupo:______________
Calificación:__________________




Atendiendo al momento de su aplicación, el valor de la rúbrica cobra un sentido distinto. Se presenta a los estudiantes en el inicio de la actividad formativa o curso como guía de procedimiento para lograr los objetivos de utilización didáctica del foro y como herramienta de apoyo a la tutorización docente. Mientras que su uso al final del proceso se emplea como instrumento de evaluación del contexto pedagógico del foro. Ambos momentos nos aportan información relevante, a la vez que dotan de una mayor coherencia a la actividad de evaluación realizada sobre el trabajo del alumnado en estos entornos de comunicación asíncrona.

3.  Conclusiones

La rúbrica tiene un doble valor en el uso que le damos cuando trabajamos con ella en nuestra práctica educativa. De una parte, es una herramienta de evaluación que debe entenderse en un contexto diferente al de la evaluación convencional. La rúbrica no sólo pretende evaluar los conocimientos del alumnado, sino que, además, debe servir como herramienta de reflexión que le permita tomar conciencia de lo aprendido. De otra parte, también sirve al alumnado como guía para cumplimentar las partes en las que se estructura una actividad. Precisamente, esta última función apoya la acción tutorial del docente.

En consecuencia, la rúbrica supone –para el docente que la utiliza– una nueva forma de entender y de llevar a cabo los procesos de evaluación, a la vez que un mayor acercamiento por parte del estudiante a la función tutorial que éste desempeña. Debe entenderse, por ende, que la evaluación adquiere un sentido más real, conectando con la actividad inmediata del alumnado sobre el trabajo que realiza y los aprendizajes que adquiere. Por su parte, el estudiante encuentra en la rúbrica una manera clara de conocer las expectativas del docente respecto a lo que éste espera que haga en una determinada situación de aprendizaje. También, se sirve de los criterios establecidos para evaluar, tomándolos a modo de pautas que le guíen para alcanzar más fácilmente sus objetivos de aprendizaje. Cabe destacar que dicha herramienta ayuda a los estudiantes a situar con precisión las dudas y problemas que se les plantea en el transcurso de su actividad de aprendizaje.

Por último, en la actualidad nos encontramos con numerosas rúbricas que  miden de un modo distinto la misma competencia. Creemos necesario indagar en nuevos estudios que apoyen la creación de modelos teóricos centrados en procesos sociales, didácticos y cognitivos, que nos ayuden a evaluar el aprendizaje de los estudiantes en la comunicación asincrónica. Dichos modelos deberían ofrecer una visión más universal de los criterios de evaluación utilizados por distinto profesorado en las diferentes áreas competenciales.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1.   Cabero, J. (2008). E-Learning: Metaanálisis de investigaciones y resultados alcanzados. Informe final de investigación. Proyecto EA2007-0326 (Resolución de 15 de noviembre de 2006), Programa de Estudios y Análisis, Secretaría de Estado de Universidades e Investigación. (http://www.angelpio.es/ documentos/wp-content/uploads/2008/02/ proyecto-ea- 2007.pdf). (24-02-2008).
2.   Cataldi, Z. & Cabero, J. (2006). Los aportes de la Tecnología Informática al aprendizaje grupal interactivo: la resolución de problemas a través del foro de discusión y de chat. Píxel- Bit. Revista de Medios y Educación, 27. (http://www.sav.us.es/pixelbit/articulos/n27 (30-01-2008).
3.   Martinez, M.T. & Briones, S.M. (2007). Contigo en la distancia: la práctica tutorial en entornos formativos virtuales. Píxel-Bit. Revista de Medios y Educación, 29. (http://www.sav.us.es/pixelbit/articulos/n29 (14-01-2008).
4.   Mertler, C.A. (2001). Designing scoring rubrics for your classroom. Practical Assessment, Research & Evaluation, 7 (25). (http://pareonline.net//getvn.asp?v=7&n=25). (25-01-2008).
5.   Moskal, B.M. (2000). Scoring rubrics: what, when and how? Practical Assessment, Research & Evaluation, 7 (3). (http:// PAREonline.net/getvn.asp?v=7&n=3). (25-01-2008).
6.   Perera, V.H. (2007). Estudio de la interacción didáctica en e-Learning. Universidad de Sevilla: Tesis doctoral inédita.
7.    Pérez, M. (2007). Asignaturas virtuales en universidades presenciales: perspectivas y problemas. Píxel-Bit. Revista de Medios y Educación, 30, 73-84. (http://www.sav.us.es//pixelbit/articulos/n3/n30art/art309.htm). (15-01-2008).